Érase una vez un lobo que se llamaba Loba. Tenía las orejas grandes
y un hocico grande también, y los dientes y los ojos, y las patas y
el lomo. Su pelo era largo y suave y sus andares majestuosos. Tenía,
en definitiva, el porte digno de los elegidos para las más grandes
hazañas. Era la loba más hermosa que alguien pudiera imaginar,
pero estaba triste, Loba estaba muy triste ¿ Que por qué estaba
triste? Porque en su pelo reunía todos los colores del arcoíris.
Loba vivía, igual que muchos años
atrás lo hicieran Cabeza de Chorlito y Paralelepípedo, en el bosque
de los personajes de cuentos que aún no han sido contados. Esto
significaba que ningún cuentacuentos de ningún bosque, país,
planeta o galaxia había imaginado a Loba, la loba cuyo pelo reunía
todos los colores del arcoíris, que estaban repartidos de la
siguiente manera: rojo en la cabeza, naranja en el cuello, amarillo
en las patas delanteras, verde en el lomo, azul en las patas traseras
y violeta en la cola.
Érase una vez una niña pequeña y
triste. ¿Que por qué estaba triste? Porque vivía en el el país de
los personajes de cuentos que aún no han sido contados. Pero su
tristeza era mayor: a ella ni tan siquiera le habían dado un nombre.
Deambulaba por el bosque de personajes de cuentos que no han sido
contados sin poder ser llamada por nadie, con lo que todo esto
supone. ¿Que qué suponía esto? Que ella podía disfrutar de todo
lo que le rodeaba pero nadie podía disfrutar de ella, porque no
sabían cómo llamarla, así que estaba sola todo el tiempo.
La niña pequeña y triste tenía el
pelo amarillo y los ojos de dos colores: azul el derecho y verde el
izquierdo. Sus labios eran tan rojos como el rojo del arcoíris, y
tenía las uñas naranjas. Justo en la mejilla derecha tenía una
peca violeta.
Érase una vez Loba Arcoíris, el ser
más hermoso que existió alguna vez en el bosque de los personajes
de cuentos que aún no han sido contados. Loba Arcoíris estaba dando
el paseo de todas las mañanas cuando oyó que alguien lloraba.
Detrás de un alcornoque, vio a una niña pequeña y triste. Se
acercó y le preguntó:
-¿Qué te pasa, niña pequeña y
triste?
-No me pasa nada, siempre estoy así-
respondió.
-¿Y por qué?- le preguntó Loba
Arcoíris.
-Porque nadie puede llamarme, no tengo
nombre y nadie quiere estar conmigo. De hecho, no sé cómo has
podido dirigirte a mí- respondió.
Loba Arcoíris observó a la niña
pequeña y triste. Vio el verde y el azul en sus ojos, el amarillo en
su pelo, el naranja de sus uñas, el violeta de su peca y el rojo tan
rojo como el rojo del arcoíris en sus labios, y le preguntó :
-¿Ves mi pelo?
A lo que la niña pequeña y triste
contestó:
-Sí, lo veo. Tienes un arcoíris en tu
cuerpo.
¿Y no has visto que tú también
tienes un arcoíris en tu cuerpo?- preguntó Loba Arcoíris.
-Sí, cada día que paso en el bosque
de los personajes de cuentos que aún no han sido contados.
-Te voy a contar un cosa, Émelie- dijo
Loba Arcoíris
-¿Émelie?- Preguntó Émelie.
-Sí, Émelie. Te llamas Émelie y, al
igual que yo, vives en el bosque de los personajes de cuentos que aún
no han sido contados y tienes un arcoíris en el cuerpo. Yo soy Loba
Arcoíris, y me han otorgado el poder de darle nombre a todos los
personajes de cuento que tengan un arcoíris en el cuerpo y que no
tengan nombre. He sido enviada por el cuentacuentos y he decidido
llamarte Émelie Arcoíris, así que, desde hoy, ambas somos
personajes de un mismo cuento, y viviremos felices y comeremos
lombrices buscando en el bosque de los personajes de cuentos que no
han sido contados a personajes sin nombre que tengan un arcoíris en
su cuerpo.